jueves, 17 de junio de 2010

Hubo un tiempo en el cual, los cofrades vestían de blanco.


Hubo un tiempo en el cual, los cofrades vestían de blanco, y representaban la pureza más distinguida en aquella mañana de domingo en la cual, todas las hermandades se reunian en torno de aquél santuario, y desfilaban cortejando a la Señora, por estricto orden de antiguedad.
Levantaban ricos pendones, bordados en oro y plata finas, sobre el terciopelo más valioso y la seda más encarnada y colocábanlos presidiendo las tiendas que a modo de corazones esparcidos, se dispersaban por toda la falda del cerro de la Cabeza.


Tomaba las andas y comenzaba el desfile procesional, Andújar, como la más principal de todas, seguidamente y tras salir y presentar a la Virgen al resto, en la lonja era Arjona, despues Colomera, Lucena, Aguilar de la Frontera y Antequera, y así hasta más de sesenta las cuales se disputaban aveces.......a la Señora en su afán de honrarla.


Hubo un tiempo en el cual, los cofrades que vestían de blanco, partían por senderos distantes de aquél relicario que nació en su día desde las mismas entrañas de la roca más elevada, en todo el confín de la Sierra Morena de Andújar.


Cerro esculpido por el amor, aquél que hizo que ésta devoción ancestral se cimentase como la roca misma e hiciera del santuario UN TODO, en donde poder dar gracias a Dios, por ser simplemente, uno de sus bienaventurados mortales.


Eran días de camino y de alegría, y del esfuerzo que suponía a aquellas cofradías, el venir desde puntos tan distantes a reencontrarse con su fe y su razón de ser cristianas....


El blanco distinguia al cofrade del resto, y mostraba su condición de cristiano viejo y la pureza de su sangre y familia, sus antecedentes así lo demostraban, aunque a ojos de la Virgen, Madre de todos sus hijos, que ya lo hizo con Muley principe a posteriori "Felipe de Africa" todos eran dignos sin importar procedencia u condición.


Hubo un día en el cual, los cofrades eran los Anderos que mecian a la Señora con la suavidad propias del amor y el entusiasmo más distinguidos, esa es la herencia de Andújar, la herencia de nuestros mayores y antepasados, y el honor más grande que uno puede tener........llevarla a Ella y representar a su pueblo.


Hubo un tiempo en el cual........los ANDEROS.......vestían de blanco, y como hoy es, pugnaban por hacerse un lugar privilegiado en torno a Ella. Sacerdotes con rigidos bordones de madera protegían a tan celestíal princesa, que ya lo dijo Sarasa y Arce en sus antiquísimas octavas, que era "fiesta de la Cabeza", versos que describieron con todo lujo de detalle lo que fue en su día el milagro anual que acontecía en Sierra Morena.


Nuestra seña de identidad más profunda la tienen en su memoria aquellos que en su día legaron este gran patrimonio para mayor honra de todo el pueblo andaluz. Son y serán siempre las hermandades las que con sus actos y predisposiciones hagan de nuestra fiesta mayor, la más grande de cuantas se celebran desde el confín de los tiempos en toda nuestra geografía mariana.


Hoy veo con orgullo y entusiasmo, como renacen de nuevo aquéllas que en su día, en los lejanos tiempos de Carlos III se perdieron a causa ya no solo de una supresión injusta, y que sirrvió de escusa a algún que otro ilustrado, para prohibir lo que se venia celebrando siglos atrás.


Quisiera ver de nuevo aquellos tiempos en los cuales, los cofrades vestían de blanco, quisiera ser testigo y hacer camino desde sus respectivos lugares de origen a todas aquella semillas de María, hasta llegar a su ansiada cumbre, el Cerro de la Cabeza, Cerro en donde ellas tenían, tienen y tendrán siempre su origen, su fe en cristo y en su santa Madre y especialmente SU RAZÓN DE SER.....


Hubo un tiempo en el cual, los cofrades vestían de blanco.

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