miércoles, 19 de mayo de 2010

Aquella tarde de Domingo.


En aquélla tarde de Domingo, llegué a la aldea Almonteña sobre las tres y media de la tarde, hacia tiempo que no tenía la oportunidad de visitarla y eran muchos los sentimientos que se reencontraban conmigo en ese preciso instante, planeado el día anterior y en el cual tres amigos nos decidimos embarcarnos en la preciosa aventura de ir a reencontrarnos desde Andújar con la mismísima Reina del Cielo.


El calor que pasamos al principio de llegar era cuanto menos, el que a día de hoy tienen que estar pasando los que ya a diferencia mía tienen la suerte de haber iniciado el camino, bendito camino y benditas todas y cada una de sus hermandades.


Quiso la Virgen ser caprichosa y mira tu por donde, en el mismo aparcamiento en donde dejamos mi coche me encontre con un par de paisanos los cuales llevaban todo el fin de semana y en los que ya se acusaba un cansancio propio de éste tipo de eventos. Tras un saludo breve quisimos en primer lugar y como tenemos por costumbre en Andújar cuando venimos a visitar a nuestra Patrona, acudir raudos a la ermita en donde Ella estaba preparada para salir a bendecir las calles de su aldea unas horas más tarde.


Tras verla y contemplarla, preciosa como siempre y para mí, más guapa que ninguna, recordé que un buen amigo mio de Castillo de Locubín ( Juan Antonio), me habia dicho que si por casualidad nos daba por ir por allí que no dudaramos en llamarle. En efecto así lo hicimos, el calor era asfixiante y la verdad es que la tarde se presentaba larga para lo que nosotros habiamos venido exclusivamente, que no era otra cosa que verla en la calle.


Al rato y tras dar unas cuantas vueltas perdidos por la aldea, llegamos a la casa que mi amiga Ana, tenía por allí junto a su familia y en la cual se encontraban Juan y el resto de amigos. Tengo que decir que fuimos recibidos con toda la cordialidad y hospitalidad del mundo. A ellos y especialmente a la familia de Ana tengo que agradecerles mucho, puesto que el rato que pudimos vivir en su casa aquélla tarde para mí significó mucho y nos sentimos los tres amigos muy bien acogidos y acompañados.


Cantamos y bailamos, sentimos a la Virgen en lo más profundo de nuestros corazones, atardecía, e ibamos ahora de una casa a otra con este grupo en el cual quisiera tener un recuerdo precioso para una familia de Torredonjimeno con los que tuve la oportunidad de compartir un rato muy agradable, para mí todo aquello era maravilloso. Si hacia unos años en su traslado de ida al pueblo de Almonte, la tuve tan cerca junto a mi amigo Antonio que la senti en mi pecho como un almonteño más, lo que estaba viviendo en aquélla tarde era sencillamente, INOLVIDABLE, y EXCEPCIONAL.


Llegó la noche, cenamos y despues de cenar quisimos volver a la casa de Hermandad de Castillo de Locubín para encontrarnos de nuevo con toda esta buena gente, participamos en el Rosario de Hermandades junto a dicha hermandad, decir que lo que senti ahí no puedo explicarlo, toda aquélla explanada repleta de sin pecados, a cual más bello y estético, era definitivamente un universo aquél en donde destacaba en definitiva lo más importante de todo..........ELLA.


Quería para mí, tener un momento más intimista, y tras desperdirme de ellos, quise vivir de nuevo en primera persona el momento más cumbre de todos cuantos se celebran en aquélla romería. En mi pecho la medalla de la hermandad Matriz Almonteña, aquélla que mi buen amigo Javi de Almonte me regalase con mi nombre inscrito en ella y la fecha de mi nacimiento y la misma inscripción que yo le hice a la de mi pueblo y la de mi Virgen, cuando tuve el HONOR de regalarsela......."Que Ella siempre te guie en tu caminar".....eso para mi señores, es MUY GRANDE.


Escribo esto y lloro de pena, de pena porque éste año cuánto menos no voy a poder repetir esa bendita locura, pero que bonito fue ver a sus hijos de Almonte saltar la reja, que bonito fue compartirlo contigo JAVI, y llorarlo, que bonito fue dejarte en olor de multitudes para que raudo te fueses con Ella y no dejaras de honrarla en aquélla noche......y más hermoso pero a la vez triste fue para mí.....el camino de vuelta.


Llegué a mi pueblo a las nueve y pico.....de la mañana, mientras Ella todavía se estaba recreando en su aldea, mientras pasaba por las calles de mi Andújar del alma observaba lo cotidiano, lo habitual, en definitiva la realidad de siempre, mientras en mi interior y tras dejar en sus casas a mis amigos, mi corazón me decía que aunque mi cuerpo y mi ser estaban en la tierra, mi alma sin duda, seguía en aquél precioso CIELO ALMONTEÑO.


A todos-as los que me hicisteis SOÑAR y sentirme HONRADO......Aquella tarde de domingo.

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